2.10.2011

De pronto todo se detiene, y todo lo que percibo se encierra en mi cabeza. Los colores, los sabores, el ruido de los pájaros no existe. Entonces no quiero estallar en millones de pedazos y sentir que no soy parte de absolutamente nada coexistente. Que ya nada está en su totalidad atado a mí con seguridad, como para darme aire, como para darme alivio y quietud, y hacerme un poquito menos inmune a la realidad -que, si bien, sé que es lo suficientemente dura, se mantiene en general en un estado oculto en el que no puede golpearme tanto-... Pero no ahora, esta vez no, esta vez toda felicidad se arranca de lo sentido. El agua florece y se enreda entre mis pestañas. Me abro, me expongo, me dejo, me hundo, me ahogo y no puedo volver a mí. Todo se pierde en un opaco vacío. Todas las cosas se entremezclan con lo irreal, se transforman, se abandonan y todo... todo explota y no queda más que aire filtrandosé en mis entrañas.. no queda más que una soledad de mierda.

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