1.14.2009

Sonó el ruido ensordecedor del timbre, y deslizé mis fríos pies hasta la puerta de madera que da a la calle número 6. -¿Quién es?. Al no obtener respuesta insití con mi pregunta...Y nada. Giré el picaporte que hacía un ruido estorbante, para abrir la puerta y por fin ver quién se encontraba detras de ella. La abrí con miedo, suavemente , milímetro por milímetro hasta entornarla y espiar cautelosamente pero sólo hasta donde podía ver, sólo hacia el oeste -La puerta no estaba lo suficientemente abierta. Pegué un salto y me dirigí hacia la vereda desértica, digo desértica porque nadie se encontraba allí. Estaba sola,yo y el viento que me golpeaba, que me hacía saber que era la víctima de una broma. Volví a introducirme en mi casa, noté que una laja del suelo estaba mojada, más exactamente justo la que se encuentra debajo de la puerta. No estaba lloviendo como para que se mojara, "alguien debía haber estado allí" -pensé. Pero no le di más importancia, ni tampoco le dí importancia a cerrar la puerta con llave. Prendí la televisión, me senté, hice zapping unos segundos hasta que siento como si una sombra negra pasara velozmente paralela a mi mirada que se dirigía a la pantalla de la t.v. Fue como en la pelicula sexto sentido, sentí que alguien había salido del baño para dirigirse , pero cuando miré hacia allí no había nadie más que un insulso mosquito que no tenía el tamaño de la sombra detectada por la parte lateral de mis pupilas. Aún así nada me preocupaba. Me saqué desganadamente las zapatillas que llevaba puestas y comenzé a caminar descalza hacia mi habitación, pero el ruido del teléfono me hiso volver corriendo hacia el comedor. Atendí y era mi abuela. Mi abuela vive justo frente a mi casa, en una vereda paralela a la mía, y se dedica muchas veces en la mañana, a mirar por la ventana como toda vieja chusma de barrio. -Querida hace un minuto había un hombre muy elegante vestido de negro, tocó timbre y esperó, y nadie le atendió. Despues no lo ví más porque me distraje...- Me dijo ella.-¿Qué? Si yo fui a la vereda ni bien sonó el timbre! le dije subiendo la voz. -Ah pero cómo? Si el señor se quedó ahí, yo pensé que no había nadie en tu casa por eso te llamo...- Al finalizar la conversación fuí a cerrar la puerta trasera por la que entraba mucho viento, la cual yo no había abierto (debo aclarar que en mi casa estaba completamente sola). Caminé con pasos largos nuevamente hacia la puerta delantera porque recordé que no había cerrado con llave, pero al llegar, decidí tomar el impulso de abrir la puerta y pisar las sucias baldosas de la vereda para chusmear una vez más. Había un auto estacionado a la izquierda del portón de mi casa, justo donde está mi arbol. Miré hacia ambos lados haciendome la distraída pero cada vez que giraba la cabeza lograba ver las personas que se encontraban dentro del auto: una vieja pálida y espeluznante casi sin cabello (y lo poco que tenía era blanco). Estaba dormida, yo hubiera dicho que muerta pero supongo que los muertos no se postran en autos en la puerta de mi casa. Justo al lado de ella había un hombre con algo negro puesto, pero no le vi la cara porque me la ocultaba el diario que contenía en sus manos. Entré a mi casa lentamente e introducí la llave para cerrar, cuando noté que me había mojado el pié derecho con el líquido que había debajo de la puerta, el cual ya estaba un poco más seco. Recorrí mi casa de punta a punta hasta llegar al patio. Me acosté en una reposera un largo tiempo,hasta quedarme casi dormida. Mi celular marcaba las doce en punto del mediodía. Entré hacia el comedor (que contiene la puerta trasera para ir al patio), decidida a hacerme la comida, pero algo me detuvo. En en suelo del comedor, había una seguidilla de huellas medias mal marcadas, color rojo. Eran de un pié.Eran de un pié derecho.Eran de mí pié derecho! Entonces me miré el talón: estaba sucio, en pequeñas partes marrón, en pequeñas partes rojo. Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que era sangre, pero soy tan miedosa que no quise ir hasta la puerta para averiguar si lo era... Así que ahora estoy acá , escribiendo en mi blog lo que me acaba de pasar. Puedo ser paranoica, media loca, perseguida, pero creo que no es algo que me pasa todos los días así que lo vine a anotar. Qué extraño. Ahora escucho como si una puerta se hubiera cerrado ,así que probablemente valla a ver qué pasó o me quede acá en la computadora como miedosa que soy.
Adios.

1 comentario:

Fiorella dijo...

AAhhhh, pero yo pensé que habías escrito una muy buena historia de suspenso. Yo con lo cagona que soy, ni me hubiera animado a salir a la vereda.