1.08.2009

...Cansarse de los desencuentros, seguir mirando esa pizca de luz que entra horizontalmente entre las grietas del alma que sangra de dolor. Dejarse escondido en el más oscuro y profundo lugar, soportar ser invisible, asignarse uno mismo como insignificante, olvidarse entre la soledad ,y sin embargo abrir los ojos hacia un pedazo de esperanza imaginada en medio del vacío, porque el viento que sopla te hace oir tus latidos -"Aún así creo que estoy vivo!" Y hace tiempo que descansas en la penumbra del olvido.
Te despedazaste cansado de ser, no viste que tu cuerpo quedó en la pendiente de un hilo de tu mente, dejaste a tu corazón olvidado en el placard, tus pies hartos de tanto caminar, tus manos entreabiertas de tanto esperar, esperar, esperar, esperando que se derrame el último grano de sal o que se dispare la gota al vaso que está por revalsar. ¿Cuántas grietas te hacen falta para desparramarte en pedazos de lágrimas? ¿Cuántos agujeros más soportará tu alma para caer devastada? ¿Cuál será el pedazo de vacío escondido que desatará ese ruido de final?... Cuando la rutina del dolor se mantiene por sus grietas, todo se desgasta, se corrompe, se desarma, y lo único que queda es esperar recordar el sonido del último grito que suena un Basta! - Lo que no muere tarde o temprano mata-
Soledad.

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