9.07.2008

Y con los pazos nos vamos borrando, y nos fundimos en la búsqueda eterna del ello,y acariciamos nuestros cuerpos con ansiedad neurótica. El reloj sigue su marcha, y el destino es el mismo, la puerta cerrada a una calle vacía, y las notas que se desdibujan en el horizonte perdido bajo la luz de una mirada encendida. ¿Y quién desfiguró el silencio? ¿Y quién moja la lluvia?. Lo fugaz, lo perpetuo, lo oscuro. El magnetismo de sus ojos une los polos menos opuestos, une norte y este, lo absurdo y lo irracional, el blanco y el rosa, lo abúlico y lo apático, lo deforme y lo desproporcionado. Todo se repite y se divide, se pervierte, se corrompe, se estropea, se daña, y vuelve al mismo lugar.

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