1.10.2009

El pasado ya no es, el futuro no llegò. Sòlo existe el presente. ¿Existe?¿Qué es? En principio, podemos decir que se trata de un punto de fuga, aquel en el cual el futuro se escurre hacia el pasado. O que es el punto de encuentro entre pasado y futuro... Sin embargo, el presente no ocupa espacio en el tiempo. Todos tenemos noción del tiempo, nadie puede atraparlo y decir qué es. Sentimos que nos falta o que vuela, quisiéramos que se detenga,pero si lo hiciera todo, tal como lo conocemos y experimentamos, se detendría y dejaría de existir. Hay quien dice que el tiempo es la condición de existencia de todas las cosas. Es lo único que permanece. Nosotros pasamos. El futuro está en nuestra imaginación, en nuestra esperanza, en nuestro temor, en nuestra expectativa. El pasado está en nuestra memoria y ella lo atesora en el presente.
Sólo el espìritu puede recordar el pasado e imaginar el futuro. Hay una estrecha relaciòn entre tiempo y espìritu. Ya que cuando el espìritu se desconecta del tiempo, éste queda reducido en agujas, cuadrantes y calendarios; se acentúa la sensación de fugacidad, nos desesperamos por "ahorrar" tiempo o sentimos necesidad de llenar nuestras agendas, de apurarnos, de atiborrarnos con actividades para sentirnos "activos", "ocupados", con el tiempo "lleno". No importa cuànto hagamos ni lo ocupados que estemos: nos falta más tiempo para estar más ocupados y lo que necesitamos de veras, las conexiones espirituales, siguen postergadas. Tememos al simple transcurrir, al fluir del espíritu y de la conciencia, a habitar un vacío fértil en el que no hay obligación de hacer algo, en el que no es necesario llenar el tiempo, en el que se trata de dejar de hacer para dejarse ser.
"Somos objetos de un tiempo creado por nosotros y no sujetos del tiempo de la conciencia, del espírito, del corazón. Nos metimos solos en esa trampa. El tiempo del corazón no corre detras de nada, y un corazón tranquilo nunca es derrotado por el tiempo"...Se trata de vivir en el presente, que no es lo mismo que vivir en el instante. El presente, como vimos, es la totalidad del tiempo, lo que recordamos, lo que hicimos, lo que haremos, lo que dejaremos. En ese sentido, el presente es eterno. El instante, en cambio, es fugaz, ajeno a la conciencia. Quienes temen al tiempo viven en el instante, sin memoria, sin destino, con vértigo y apuro. Quienes habitan en el tiempo del corazón, viven en el presente.

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